viernes, 11 de octubre de 2019

Parroquia de San Benito (Sevilla)


Las más antiguas referencias que se conocen sobre el lugar donde se alzaría la primitiva iglesia datan del año 562, cuando al parecer es edificado por el rey godo Atanagildo un monasterio dedicado a San Cristóbal. Hay otros historiadores que mantienen la opinión de que aquel templo fue en su origen una mezquita musulmana, dedicada con posterioridad al cristianismo, al ser tomada la ciudad por Fernando III el Santo. Según la tradición, en este lugar se celebró la primera Misa tras la reconquista, mandando San Fernando consagrar la antigua mezquita, para poder celebrar allí la Santa Misa en los treinta días posteriores a la rendición de la ciudad, pues el monarca había pactado con los musulmanes no entrar en ella durante ese período de tiempo.

La presencia en Sevilla de los monjes benedictinos, provenientes del convento burgalés de Santo Domingo de Silos, se remonta al momento citado de la reconquista de la ciudad en 1248, aunque será en 1259 cuando la orden se establezca en la capital, pues en dicho año el rey Alfonso X concede mediante Privilegio a Don Rodrigo, abad de Santo Domingo de Silos unas tierras junto a la Puerta de Carmona, en la llamada Calzada de la Cruz, donde los religiosos alzarían su iglesia y convento.

A finales del siglo XVI comienza a edificarse el actual templo, bajo la dirección del afamado arquitecto Juan de Oviedo y de la Bandera, autor asimismo de su diseño, pasando con posterioridad a ser dirigida la obra por el maestro de albañilería y sobrino del arquitecto, Andrés de Oviedo, concluyéndose en el año 1612 con la inestimable ayuda económica de los marqueses de Tarifa.

La comunidad religiosa estuvo establecida en el monasterio hasta el año 1835 en que fueron exclaustrados y se puso en venta el mismo, si bien la iglesia continuó abierta al culto convirtiéndose en filial de la parroquia de San Roque.

En el año 1956, mediante decreto del Cardenal Arzobispo de Sevilla, Dr. D. José María Bueno Monreal, la iglesia es convertida en parroquia, mientras que en 1958 la Hermandad de penitencia se constituye como Hermandad Sacramental de la parroquia.



La iglesia presenta su fachada principal, que se encuentra a los pies del templo, a la calle San Benito, mientras que la correspondiente al lateral de la nave de la Epístola asoma a la calle Luis Montoto; ambas contienen sendas portadas. El lado correspondiente a la nave del Evangelio lleva adosada nuestra Casa de Hermandad, la cual se comunica interiormente con el templo. Por último, la fachada correspondiente a la zona del presbiterio y que aloja las dependencias pa rroquiales, asoma a la vecina residencia de ancianos de las Hermanitas de los Pobres.

La portada principal es adintelada, llevando sobre su cornisa una hornacina con un retablo cerámico en el que se representa a San Benito Abad. A ambos lados de la puerta se sitúan dos retablos cerámicos en los que se representan a los titulares cristíferos de la Hermandad. La portada lateral está formada por un arco de medio punto enmarcado con dovelas y se decora con un altorrelieve con los símbolos del reino de Castilla y León y un arquitrabe decorado con cruces griegas y de la orden de Calatrava. Sobre éste se sitúa una una hornacina que contiene un retablo cerámico con la efigie de Nuestra Señora de Valvanera.

La torre se erige a los pies de la nave de la Epístola y consta de un solo cuerpo y la zona de campanas. El primero es liso mientras que el segundo contiene vanos de medio punto en los cuatro frentes, sustentados por grupos de pilastras toscanas que sujetan la parte superior, donde se alza un chapitel ochavado que se decora con cerámicas, quedando rematado por una cruz de forja, situándose jarrones en las esquinas de la base.

Atravesando la puerta principal accedemos al interior a los pies de la nave central, sobre la que se abre el coro, que posee un hermoso órgano de tubos fechado en el siglo XIX. Desde este punto se despliegan las tres naves que forman la iglesia, siendo la central de mayor altura y longitud que las laterales, quedando rematada por una bóveda de medio cañón y sustentada por columnas toscanas pareadas unidas por arcos de medio punto. Sobre estos se sitúan ventanas con celosías a modo de tribunas, alternadas con frontones y yeseras.


El altar mayor, situado en la cabecera de la nave central de la parroquia, consta de antepresbiterio y presbiterio. En este último se sitúa el retablo mayor, de estilo neoclásico, que consta de banco, dos cuerpos divididos en tres calles y ático, estando policromado, en tonalidades cremas y rosáceas que imitan el veteado del mármol. Preside el primer cuerpo la escultura de Nuestra Señora de Valvanera, obra anónima del siglo XVII titular de la Hermandad de gloria establecida en este templo, mientras que en el segundo cuerpo figura la efigie del titular de la parroquia, San Benito Abad, de autor anónimo datada en el siglo XVIII. En el ático se sitúa la escultura de San Fernando, obra de José de Medinilla en 1717.

En las calles laterales de los dos cuerpos se hallan seis pinturas, añadidas en 2005, con las imágenes de San Pedro, San Hermenegildo, San Isidoro, San Leandro, Santa Justa y Santa Rufina.


Recorriendo la nave del Evangelio desde su cabecera, donde se halla la capilla del Santísimo Cristo de la Sangre, nos encontramos en primer lugar con un lienzo con representación de Santa Gertrudis pintado por Juan del Castillo en 1625.. A continuación se dispone un altar de estilo neoclásico que acoge una escultura de la Inmaculada Concepción de María, realizada en 1958 por Francisco Buiza. Seguidamente, y tras pasar ante la gran puerta que comunica la parroquia con nuestra Casa de Hermandad, encontramos otro altar neoclásico dedicado al Sagrado Corazón de Jesús de la fábrica religiosa catalana de Olot. El último de los altares laterales contiene la imagen de San Antonio de Padua, obra de Antonio Castillo Lastrucci de 1960.

La nave de la Epístola, donde se ubica la capilla sacramental, presenta primeramente un lienzo de Santo Domingo de Silos atribuido a Juan del Castillo. Le sigue un altar neoclásico presidido por la Virgen del Buen Alumbramiento, bellísima escultura atribuida a Roque Balduque. A continuación, y tras pasar ante la portada lateral de la iglesia que desemboca a la calle Luis Montoto, encontramos otro altar neoclásico que cobija a las imágenes de San José con el niño Jesús, obras anónimas del XVII. Finalmente hallamos un sencillo altar con la imagen de Nuestra Señora del Carmen, escultura dieciochesca de tamaño académico. Sobre este altar se observan restos en muy mal estado de una pintura al fresco que representa a San Cristóbal.

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